Viajar solo da vértigo. Ya no lo recuerdo con la nitidez de las primeras experiencias, pero sé que da vértigo. Elegir un destino, sacar los billetes y reservar un hotel resulta relativamente sencillo. Incluso el acto de embarcarte y llegar, también lo es. Imagino que cada cual alberga sus particulares aversiones en el transcurso; en mi caso, siempre ha sido el momento de abandonar la habitación. Es más sencillo hacer las maletas si le das un motivo al viaje. Escucho decir en una entrevista a Mª José Solano, escritora y editora, que hay ciudades y países donde no hace falta viajar con conocimientos previos adquiridos: sólo tienes que sentarte, pedir un café y observar. Ella misma es una experimentada viajera solitaria por sus años de azafata en vuelos regulares:
Yo fantaseo con una casita en Menorca, que pueda reformar poco a poco. Donde siempre huela a pino.
No me extraña, ¡Menorca es la isla más bonita de baleares! Me encanta el olor a pino y el sonido de las cigarras. Te leo mañana (¡espero!).